Con la llegada y conquista de América, por parte de los europeos, se trazaron planes de expansión que exigían mano de obra barata. En un principio se esclavizó a los pueblos indígenas americanos pero la legislación española se planteó muy pronto la solicitud de dicha práctica (gracias a los escritos de Bartolomé de las Casas y de la Escuela de Salamanca), e hizo que se importaran personas esclavizadas de África, que además tenían mayor resistencia física y a las enfermedades, especialmente las tropicales, comenzando así un comercio a gran escala de esclavos africanos: el comercio negrero.
Hacia el siglo XVII hubo un gran incremento en el número de esclavos debido a su importancia como mano de obra, en las explotaciones agrícolas de gran extensión (sistema de plantaciones) en América del Norte, del Sur y, principalmente, en el Caribe. Según el historiador británico Eric Hobsbawm la cifra de esclavos africanos transportados a América sería de un millón en el siglo XVI, tres millones en el XVII y durante el siglo XVIII llegaría a los 7 millones, permitiendo una enorme acumulación de capital de cara al desarrollo del capitalismo europeo durante la Revolución industrial.4
Este incremento en el comercio negrero fue acompañado, en la mayoría de los casos, por una fuerte ideología racista: los negros eran considerados seres inferiores, asimilados frecuentemente a animales, sin siquiera poder ser considerados sujetos de derecho y por lo tanto considerados, jurídicamente, como cosas. Aunque especialmente, el debate estaba inicialmente en si los individuos de raza negra tienen alma humana, puesto que en caso afirmativo esta actividad sería considerada ilegal por la Iglesia, lo que llevó a un fuerte movimiento para afirmar que los sujetos de raza negra no tienen alma. En el caso de los indígenas de América se había decidido que tienen alma por lo que no se les podía esclavizar. De hecho era costumbre en muchas plantaciones explotar al esclavo bajo severas condiciones hasta su muerte, pues salía más barato comprar nuevos esclavos que mejorar sus condiciones de vida. La fuente de esclavos fue África, y la Isla de Gorée, colonia francesa, fue el lugar preciso donde se estableció el mercado de esclavos, también conocido como el lugar sin retorno y donde se separaban definitivamente las familias desintegradas por la esclavitud.
De forma similar los árabes mantuvieron un importante tráfico de esclavos africanos, tanto a través de rutas cruzando el Sahara como a través de la costa oriental de África, fundamentalmente la Isla de Zanzíbar. Este comercio se extendió desde el siglo VII hasta el siglo XX y alcanzó proporciones similares o superiores al comercio negrero del Atlántico.
LAS CIFRAS DE LA TRATA:
El número de personas esclavizadas procedentes de África varía, según distintas estimaciones entre los 10 y los 28 millones de personas,5 aunque hay quienes hablan de 60 a 100 millones. Hasta 1850, de 11 a 25 millones[cita requerida] fueron a parar a las colonias de América, especialmente Norteamérica y el Caribe. Además el investigador Enrique Peregalli, calcula que habría que añadir un 25% de muertos durante las capturas y otro 25% durante el viaje por el Atlántico.6 También se calcula que unos 17 millones fueron vendidos en el Índico, Oriente Medio y el norte de África.
Las principales potencias esclavistas que estuvieron implicadas en el comercio y transporte de personas esclavizadas procedentes de África en la Trata Atlántica, serían según estimaciones:7
0. Estados Unidos/Norteamérica Británica 1.775.000 en el norte y 3.950.000 en las colonias del sur8
0. Portugal/Brasil 4.650.000
0. Gran Bretaña 2.700.000
0. España 1.600.000
0. Francia 1.250.000
0. Países Bajos 500.000
0. Dinamarca 50.000
0. Otros 50.000
Las principales regiones receptoras de esclavos africanos (que sobrevivieron el viaje) fueron Brasil (3 a 5 millones), Medio Oriente (5 millones), América española (2,5 millones) y Caribe (más de 4,5 millones).9
COMERCIO TRIANGULAR ATLANTICO:
El comercio triangular sirvió económicamente los intereses de las colonias americanas y era base del sistema de producción de las plantaciones así como del crecimiento pre-industrial en Europa. Se trata del camino de los barcos entre los puertos de Inglaterra, Portugal, España y Francia, hacia el Caribe, una vez cargados por la costa oeste de África
El comercio triangular fue una ruta comercial que se estableció en el Océano Atlántico desde el siglo XVI hasta el XIX, por lo tanto puede considerarse un fenómeno histórico de larga duración. Involucraba tres continentes y su ruta era una especie de triangulo.
Comenzaba con la salida de Europa Occidental (Portugal, España, Francia, Inglaterra u Holanda) con manufacturas o suministros de todo tipo. Se recalaba en la costa occidental de África (entre los ríos Senegal y Congo, con centro en la zona genéricamente conocida como Guinea (región)), donde algunos productos (a veces llamados quincalla: cascabeles, espejitos, cuentas de colores, telas de baja calidad) podían servir para el intercambio. El producto que allí se cargaba eran esclavos negros, cuyo comercio y suministro (continuas guerras) era incentivado por las élites y los comerciantes locales. La siguiente escala eran las islas de las Antillas o la costa americana, donde los esclavos y la mayor parte de las mercancías europeas eran vendidos, y se cargaban productos coloniales (azúcar, tabaco, cacao) y metales preciosos de vuelta a Europa.
La posibilidad técnica de esta ruta se basaba en la circulación celular de corrientes oceánicas y vientos en torno al anticiclón de las Azores (vientos alisios, corriente del Golfo).
El establecimiento de esa ruta sólo fue posible tras los descubrimientos geográficos de finales del siglo XV, que abrieron las rutas atlánticas a los barcos europeos.
El mantenimiento de esa relación comercial tuvo unas consecuencias trascendentales para el desarrollo económico diferencial de las tres zonas afectadas, pues es un ejemplo claro de comercio colonial, en el que la metrópolis se ve beneficiada por el valor añadido de su producción industrial y la colonia, esté sujeta formalmente o no al mecanismo llamado pacto colonial, funciona como un mercado cautivo. Especialmente perjudicial fue la esclavitud para África, sumiéndola en varios siglos de atraso económico y desorganización política que continuaron con la colonización formal en el llamado Reparto de África del siglo XIX una vez abolida internacionalmente la trata de esclavos, y no se remedió con la independencia en el siglo XX.
FUENTE: WIKIPEDIA.